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Un trauma psicológico es una herida emocional en nuestra historia de vida. Es haber vivido algo muy doloroso o desagradable que ha amenazado nuestra integridad física y psicológica.

Diariamente veo en sesiones a personas que han vivido sucesos traumáticos en los que han intentado no volver a pensar y que de alguna manera aparecen en el presente en forma de síntomas. ¿Y quién, de alguna forma u otra, no ha vivido una experiencia traumática?

Hay personas que creen que un trauma únicamente surge después de un suceso muy impactante, repentino y ocasional, por ejemplo, después de un accidente de tráfico, una muerte repentina de alguien importante para ti o de que te agredan físicamente. Y sí, todas estas situaciones tan desagradables y dolorosas pueden generar un trauma, pero no únicamente.

También es traumático no haber tenido unos padres disponibles emocionalmente, que te castigaran si no hacías las cosas como ellos esperaban o que no te preguntaran cómo estabas.

Trauma es haber visto discutir a tus padres elevando el tono y gritándose, sintiendo miedo en esos momentos. Trauma es haber tenido que ir a clase durante muchos años y aguantar comentarios violentos por parte de tus compañeros sin que nadie se diera cuenta. Trauma es haber sentido que ser tú no estaba bien, que estabas en peligro o que no merecías el cariño y afecto. Trauma también es no haber podido descubrir tu orientación sexual con libertad por miedo al juicio, por miedo a decepcionar. Trauma es haber estado en una relación de pareja donde no te sentiste importante, cuidada y respetada. Trauma es no haber sentido el amor incondicional, es no haber tenido lugares seguros donde bajar la guardia y ser tú. En definitiva, un trauma o una herida emocional puede aparecer cuando se han visto amenazadas la propia seguridad, la sensación de protección y la conexión con las figuras de referencia o el entorno.
¿Tengo un trauma?

A veces, detrás de “yo he tenido una infancia feliz” y “mis padres eran buenos” pueden esconderse necesidades no satisfechas de la manera que necesitabas.

Por ejemplo, quizá la manera de relacionarte con las emociones que has aprendido te genera malestar o no te permite conectar contigo realmente. O quizá haya partes de ti que dentro de tu sistema familiar no han podido salir. Esto es algo que se explora dentro del proceso psicoterapéutico, con el fin de conocer en profundidad la historia de cada persona.

Las consecuencias de haber vivido un trauma psicológico pueden ser:

  • Sentir que tienes una baja autoestima
  • No saber cuáles son tus verdaderas necesidades
  • Tener miedo al rechazo
  • No saber quién eres realmente
  • Tener un estilo de apego inseguro
  • Sentir inseguridad
  • No saber cómo cuidarte
  • Sentir que no eres suficiente
  • Tener miedo al abandono
  • Creer que no eres capaz
  • Sentir que el mundo es un lugar peligroso
  • Creer que los demás te quieren hacer daño
  • No poder confiar en nadie

Para seguir adelante de la mejor forma posible y adaptarnos al entorno y a nuestro sistema familiar, desarrollamos mecanismos de defensa que nos permitan sobrevivir.

Estos mecanismos de defensa nos protegen de lo doloroso de determinadas vivencias y pueden hacer que olvidemos determinados recuerdos dolorosos. La terapia psicológica consiste en poder crear espacios de seguridad en el presente para así poder ir integrando los recuerdos que conforman la historia de vida, mejorar la gestión emocional, tener relaciones más saludables desde un apego seguro y conseguir mayor bienestar emocional.