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Antes de iniciar un proceso de psicoterapia, quizá te hagas la pregunta de para qué. ¿Para qué voy a ir yo al psicólogo ahora? ¿Realmente lo necesito?

Muchas personas contactan conmigo por primera vez y me expresan que tienen ansiedad desde hace tiempo, que han vivido un trauma psicológico, que su relación de pareja no está yendo bien, que tienen baja autoestima o que no se sienten bien pero que no saben por qué.

En esta primera toma de contacto les explico cómo funciona mi manera de trabajar y el encuadre de la terapia para que así puedan tener una idea más aproximada de cómo sería un proceso de psicología conmigo.

Mi manera de trabajar tiene que ver con acompañar a la persona que viene a terapia a que se conozca a sí misma y comprenda quién es en toda su totalidad. Esto es algo muy complejo y profundo que requiere de tiempo y cuidado.

¿Para qué ir a terapia?
Una de las cosas que hacemos es terapia es la línea de vida, que consiste en poder ordenar las experiencias que la persona recuerde o que vayan surgiendo durante la terapia. Aquí pueden aparecer recuerdos agradables, situaciones traumáticas o incluso tener la sensación de que no se recuerda nada. Esto para algunas personas puede ser difícil al principio ya que supone acceder a recuerdos o sensaciones desagradables que no se quieren volver a recordar o pensar, por eso es fundamental ir con cuidado en el proceso y respetar los ritmos de cada persona. No se puede forzar a acceder a algo para lo que no se está preparado aún, primero es importante generar la confianza y la seguridad suficientes.

Dentro de la terapia, lo más importante es poder establecer una relación segura entre el paciente y el terapeuta para construir un espacio de seguridad donde poder sentirse libre, acompañado y acogido.

En el espacio terapéutico es muy importante la relación que se establece entre el paciente y el terapeuta ya que una gran parte del cambio depende de cuan segura sea esta relación. Por ello, es muy importante para mi explicar desde el principio cómo funciona la terapia y cuáles son sus límites.

Lo que somos tiene que ver con nuestra estructura de personalidad, nuestro estilo de apego, nuestra gestión emocional, nuestros mecanismos de defensa, nuestras heridas emocionales y, en definitiva, nuestra vida.

Por eso, el para qué de la terapia respondería a esto mismo, empezar un camino acompañado de un psicólogo para comprender quién eres, lo que necesitas y relacionarte mejor con tus emociones.